Durante varios meses, la pandemia de coronavirus obligó a la población a quedarse en sus casas la mayor cantidad de tiempo posible. El Chaco no fue la excepción, ya que recién en julio del año pasado comenzaron a habilitarse paulatinamente las actividades al aire libre.
Esta rutina generó un descuido en muchos vecinos que se toparon de pronto con el aumento de peso, la falta de actividad física, malos hábitos generales, entre otras cuestiones. Al respecto, el coordinador del Programa de Obesidad del Insssep, Claudio Szymula expresó en diálogo con la Agencia FOCO que “sí, categóricamente, la gente ha aumentado de peso durante la pandemia. También han disminuido los controles y medidas de prevención para otras enfermedades. Van menos al médico, y hay enfemerdades como diabetes, hipertensión, o personas que tienen colesterol alto, que no han sido bien controladas durante este periodo”.
En este sentido, el médico y docente contextualizó: “La Sociedad Argentina de Nutrición publicó un informe que arroja un promedio de aumento de tres kilos por persona sobre un total de 5.000 encuestados en Buenos Aires, durante marzo y mayo del año pasado. En Resistencia y Corrientes en una encuesta que hicimos sobre una 1.000 personas, más del 51% dijo que aumentó de peso durante la pandemia. El resto se reparte entre los que mantuvieron y los que bajaron de peso”.
Estos números permiten notar que efectivamente los cambios de conducta perjudicaron la salud alimentaria y física de la comunidad. “La gente come más, está aburrida en su casa. Antes, si trabajaban todo el día, tenían menos tiempo para comer. El aburrimiento les hace comer. Durante mucho tiempo la gente no pudo salir a la calle, salir a correr. Es decir, la actividad física también se vio reducida. Y otro factor es la ansiedad. No saber qué pasará con la pandemia, con la economía, qué pasa que no puedo tener más ingresos. Las preocupaciones, la ansiedad quieren calmarla comiendo, bebiendo y fumando, y no se calma así. Se calma hablando con amigos, familiares, pareja, médico, psicólogo o haciendo alguna actividad física o bailando. Tampoco pasa por tomar kilos de pastillas para estar más tranquilo”, resumió.
Cuidar los horarios
Entre los puntos abordados por el médico, también se encuentra el respetar ciertos horarios para destinarlos a la alimentación y la forma de comer. Claro está, el estar más tiempo en casa pudo traer aparejado la falta de límites en horarios de descanso y de vigilia. Por lo que trabajar o realizar actividades fuera del horario habitual, se vieron en aumento.
En este contexto, Szymula asegura que “otra cuestión es el horario de comida. Se pierde el control, se almuerza tarde o se come más tarde, luego se hacen colaciones menos saludables y se termina ingiriendo más calorías. Por ello, hay que contemplar horarios para comer. El no dormir de noche contribuye a la obesidad. Hay que dormir siete u ocho horas y de noche”. “Hay un combo perfecto para que tengamos azúcar y presión más altas”, aseveró.
Cómo comer
Entonces, el médico replica algunas recomendaciones del Ministerio de Salud de Gran Bretaña: “Ellos plantean que la persona de realizar de 2 a 5 comidas por día. Además, comer en casa, comer tranquilo, comer sentado, comer un solo plato, comer despacio, no repetir, y no poner bandejas ni paneras ni fuentes en la mesa, comer en compañía, tomar agua, y destinar media hora a la comida, no hacerlo a las apuradas”.
Por consiguiente, explicó: “Si yo como un bife cortando en pequeños pedazos y mastico 20 veces, de forma lenta me voy a llenar con ese bife. Pero si comemos rápido, hasta que me llene voy a comer tres bifes”. Y por último, sentenció: “El mejor postre es la fruta, y la mejor bebida es el agua”.