José Alberto Romero, director del Hospital Escuela brindó detalles sobre el conflicto que se generó tras la amputación parte de la pierna de una mujer que sufrió un siniestro vial. En principio aclaró que “la paciente firmó la autorización, sabía lo que se le iba a hacer y era urgente la amputación para salvar parte de la pierna” y aclaró que el hospital tiene la obligación de dar información a un familiar, que en este caso fue la madre de la joven, y es quien debía comunicar la información al resto de la familia.
En medio de un clima de tensión y acusaciones de negligencia, José Alberto Romero, director del Hospital Escuela Gral. San Martín, habló con Radio Sudamericana para aclarar la situación de María Juana Cantero, la joven de 27 años a la que le amputaron una pierna.
El médico explicó que la amputación fue una decisión médica necesaria y aclaró que la paciente firmó la autorización estando plenamente consciente.
El director del nosocomio detalló que la joven ingresó al hospital el miércoles 6 de noviembre con una fractura severa en el tobillo, la cual, desde el principio, mostraba un “mal pronóstico”. A medida que los días avanzaban, el cuadro empeoró, y tras estudios vasculares se concluyó que la amputación era imprescindible.
La noticia de la amputación desató una serie de reclamos y disturbios por parte de familiares, quienes se presentaron en el hospital para exigir explicaciones y destrozaron uno de los vidrios. La familia cuestiona la calidad de la atención recibida, alegando que en la semana de internación no se le brindaron las curaciones necesarias y que no fueron debidamente informados.
Sin embargo, Romero destacó que el protocolo del hospital establece que solo un familiar debe recibir los informes médicos y que en este caso fue la madre de la joven, quien estaba al tanto de las decisiones tomadas. “No podemos detener nuestras actividades para informar a cada familiar en cualquier momento. Hay un horario para ello, y es responsabilidad de ese familiar transmitir la información a los demás”, enfatizó.
Sobre la gravedad del caso explicó la fractura de Cantero afectó arterias, nervios y venas, lo que hacía imposible salvar la circulación de la extremidad. “El tipo de fractura requería decisiones rápidas; en cuestión de minutos, la situación podía empeorar drásticamente”, indicó Romero, subrayando que la amputación por debajo de la rodilla es una intervención más tolerable para el paciente y fue la única opción viable.
Con datos de Sudamericana