Cabe recordar que la legisladora presidió la cartera legislativa de la comisión de recursos naturales en los años 2018/2019 y es actual presidente de la comisión de los pueblos originarios.
En este marco la diputada expresa su adhesión al “Día Mundial del Medio Ambiente”; que se celebra hoy 05 de Junio de 2020, fecha que fue establecida por la Asamblea General de Naciones Unidas, en su Resolución del 15 de Diciembre del año 1972, con la que se dio inicio a la “Conferencia de Estocolmo”, Suecia, cuyo tema central fue el Medio Ambiente, siendo una de las herramientas principales de las Naciones Unidas para impulsar la sensibilización y acción por el medio ambiente en todo el mundo.
En este contexto la diputada se explayó diciendo:
“En el año 2020 el tema es la diversidad, motivo de preocupación tanto urgente como existencial, eventos recientes como los incendios forestales en Brasil, California y Australia, la invasión de langostas en el Cuerno de África y ahora la pandemia de Covid-19, demuestran la relación inextricable entre humanos y las redes de la vida en que vivimos. La desforestación, la invasión de hábitats de vida silvestre y la aceleración del cambio climático ha alterado el delicado equilibrio de la naturaleza y la aparición del Covid-19, ha puesto en evidencia que cuando destruimos la biodiversidad destruimos el sistema que sustenta la vida humana.”
“La actual pandemia del coronavirus COVID-19 es un síntoma de los desequilibrios ambientales producto de una visión que considera la naturaleza como una mercancía. En primer lugar, partamos de la evidencia que ubica la causa estructural de la pandemia en relación con la destrucción ambiental de los ecosistemas y la biodiversidad. Dicha documentación hace explicita la relación de las enfermedades zoonóticas (las que se trasmiten entre animales y seres humanos, por ejemplo, a través de virus, insectos, bacterias, hongos, etc.) y la forma en que interrumpimos y alternamos los flujos y funciones biológicas de la naturaleza. Una importante ecologista latinoamericana, manifiesta que son tres las causas concomitantes y complementarias que han producido todos los virus infecciosos, estrechamente conectados con la desforestación y la destrucción y alteración de los hábitats : la cría intensiva y extensiva de animales, y el abuso de antibióticos para su crianza, en especial pollos, pavos, cerdos y vacas; otra causa es en las plantaciones de monocultivos, producto de una agricultura industrial y química y por último el crecimiento descontrolado de los centros urbanos e industrias que mantiene su subsistencia.”
“Según el Informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente [PNUMA], los hábitats degradados pueden desencadenar procesos evolutivos acelerados y diversificar enfermedades, ya que los patógenos encuentran condiciones favorables para una fácil propagación tales como el hacinamiento e interacción entre animales, incremento poblacional de insectos y la invasión de territorios degradados por asentamientos urbanos. En este sentido, a menor biodiversidad, mayor diversidad de enfermedades zoonóticas. Por ejemplo, es bien conocido que las represas incrementan los brotes de leishmaniasis, producto de la deforestación extensiva y los espejos de agua estancada que incrementan la proliferación de vectores (mosquitos), o el caso del Ébola en África causado por la fragmentación del bosque tropical que produjo el hacinamiento de animales salvajes, convirtiéndose en el caldo de cultivos para el virus. Por consiguiente, no es fortuito que, en las últimas décadas, los titulares de las noticias mundiales sean testigos de varias enfermedades zoonóticas emergentes como el Ébola, la gripe aviar y porcina, la fiebre del Nilo Occidental y el virus del Zika.”
“Por otro lado, y sin desconocer la gravedad de la crisis ocasionada por la pandemia, la actual situación planetaria se ha convertido en una oportunidad sin igual para reflexionar sobre las necesarias transformaciones de la humanidad en cuanto a sus formas de estar en el mundo y por ende de sus relaciones con la naturaleza. Ante las medidas planetarias tomadas para hacer frente a la crisis como la reducción de la movilidad de personas y vehículos, son conmovedoras las imágenes en diferentes regiones del planeta de animales paseando tranquilamente por calles vacías, o regresando a los puertos y playas recuperadas.”
“Somos testigos de la significativa disminución de la contaminación, tanto en los niveles de emisiones contaminantes en el aire como en el vertimientos en cuencas. No hay duda que un freno al crecimiento económico se ha convertido en una oportunidad para que la vida animal retome espacios urbanizados. Estas imágenes de recuperación de los ecosistemas demuestran que con voluntad política sería posible hacer frente a la crisis ambiental planetaria.”
“Los tiempos de cuarentena permiten reflexionar sobre la necesidad de reestructurar los sistemas de producción, cambiar los patrones de consumo, simplificando los estilos de vida. Por último, más allá del aislamiento, la emergencia provocada por la pandemia constata que estamos ligados a la naturaleza, en una fundamental interconexión bajo diferentes niveles. Las transformaciones del planeta inician con librarse de una vez por todas de una visión soberbia del mundo y permitirnos transitar por nuevos estilos de vida, reconocer otras sensibilidades, cambiar cotidianeidades y franquear nuevos caminos como sociedad.” Finalizó