Un error del capitalismo. Solo así puede entenderse que el quinto club más rico del mundo le de 1 millón de dólares al humilde Club Deportivo Luján de Resistencia, que debe ser uno de los más pobres. Pero está ocurriendo. Por el pase de Claudio “Diablito” Echeverri de River al Manchester City, el club del barrio Villa Rio Negro (donde se formó el jugador) va a recibir 1 millón de dólares.
El club Deportivo Luján tiene apenas 16 años. Está ubicado en uno de los barrios más humildes de la ciudad de Resistencia. Tiene 114 socios pero son 400 los chicos y chicas que en vez de estar en la calle, juegan allí (mayormente) al fútbol, pero también al handball y hockey. Ahora tienen un predio de 3 hectáreas pero muy pocas construcciones y alambrado perimetral. Se parece más a un potrero que a un club social y deportivo.
Solo tiene dos habitaciones y un baño. Una de las piezas se usa para atender las cuestiones administrativas y la otra todo lo demás: es vestuario, espacio de guardado de las pelotas y material deportivo y sede social. Todo en uno. Algo que seguro nunca vio, ni debe sospechar que existe, el dueño del Manchester City, el jeque árabe megamultimillonario Mansour bin Zayed Al Nahayan.
Eche
Por el pase de Echeverri, el Manchester City le tiene que dar a Deportivo Luján 1 millón de dólares. Esto se debe a que el club de Chaco tiene el 15 % del pase (con el tope de 1 millón de dólares). El 85% restante le corresponde a River Plate que se va a llevar aproximadamente 25 millones. Serán 15.2 millones de dólares iniciales y luego Manchester City tendrá que distribuir 9.8 millones más en diferentes objetivos que tendrán que ver con el rendimiento del jugador. De hecho, los objetivos empiezan a cumplirse durante este 2024 en donde el futbolista continuará vistiendo la camiseta de River.
El Diablito jugó en Deportivo Luján entre los 6 y 10 años. Era chiquito pero ya se le notaba la pasta de crack. Podría haberse anotado en cualquier otro club, todos lo querían. Pero el padre lo fichó en Deportivo Luján, el club del barrio. No es entonces tanta la casualidad. Ahí hubo una decisión de su papá (a quien todos adoran en el barrio) que hoy termina beneficiando a los chicos de Villa Rio Negro. No fue la gracia de Dios ni un error del capitalismo. Fue el padre del diablito el que metió la cola.
Fuente: TN