La obra producida por el Instituto de Cultura del Chaco se propone como un viaje a lo largo del tiempo y de nuestros paisajes, a través de la música, los títeres y la danza. La participación es libre y gratuita.
“Redescubrir la belleza y la interculturalidad de nuestra provincia” es el disparador de la obra creada desde la dirección de Lenguajes Artísticos del ICCH en articulación con los departamentos de Danzas y Producción Cultural.
Se estrenó el domingo 20 de julio en la Bienal Internacional de Esculturas, en una sala colmada por más de un millar de espectadores, logrando excelentes repercusiones de público y medios.
Cuenta con la asistencia coreográfica de Daiana Soto y Federico Fernández, bailarines del Ballet Contemporáneo del Chaco. La selección de bailarines estuvo a cargo de Rocío Barreto Mercado, Martín Candia y Lisandro Sosa.
A través de distintas disciplinas artísticas, la obra logra una intervención visual que descubre la belleza y la interculturalidad de la provincia. Cuenta con guión, coreografía, música, vestuario, puesta en escena y producción general del ICCH.
Veinte bailarines de diferentes localidades, dan vida al espectáculo: Pía Álvarez Rolón (Barranqueras), Joaquín Arce (Resistencia), Guillermo Barrientos (Resistencia), Karen Cerny (Sáenz Peña), Matías Espino Sánchez (Gral. San Martín), Florencia Ferrazzano (Resistencia), Víctor Gaitano Lemos (Sáenz Peña), Denisse Gebhardt (Resistencia), Fabián Giménez (Resistencia), Julieta Gutman (Resistencia), Nicolás Macagno (Resistencia), Santiago Maidana (Barranqueras), Carlos Méndez (Resistencia), María Belén Ortiz (Resistencia), Lautaro Peralta (Resistencia), Diamela Soto (Resistencia), Abril Valdez (Villa Ángela), Belén Wierniak González (Puerto Tirol), Sofía Zanellato (Resistencia) y Elian Zeniquel (Resistencia).
¿Qué es “Misterio impenetrable”?
Desde la producción explicaron que “la obra invita a un viaje a través de la historia y los lugares del Chaco en una especie de 24 hs, como un time lapse, desde el punto de vista del paisaje, de cómo éste fue mutando hasta convertirse en urbe.”
Consta de cuatro cuadros en los que convergen lenguajes como música, danza, títeres, vestuarios y escenografías que acompañan a generar el ambiente de cada pieza que compone la obra, creando un espectáculo único para la vista del espectador.
Primer cuadro, el monte en la noche: Reflejan ese primer monte impenetrable (aún existente) con la figura principal del yaguareté, un animal más que simbólico para la mayoría de las etnias que habitaban y habitan nuestro Chaco.
Musicalmente, refleja la noche chaqueña, el alma del monte echa maraña generando misterio.
Segundo cuadro, amanecer: ese oscuro monte cambia a la luz del día, un clima más tranquilo. Se hace hincapié en los ríos, que fueron las primeras autopistas naturales del Chaco. Aparece como figura representativa al yacaré también teniendo en cuenta su simbología como predador dominante de los ríos.
La música refleja cada imagen de dicho amanecer.
Tercer cuadro, siesta tarde: representa la transformación del monte en tierra para el trabajo, el cultivo sembrando sueños.
Musicalmente, aparece un tinte folclórico (festejo, chamamé, malambo, aire de chacarera).
Cuarto cuadro: nos encontramos con la actualidad, con este monte de concreto, “la urbanidad”. Se escucharán distintos géneros musicales hasta llegar a los actuales.
Como final de este último cuadro reaparece todo lo utilizado en los anteriores para mostrar esa simbiosis, cómo siguen conviviendo ese primer monte y la urbanidad.