El doctor Mario Raúl Delfino habla de los vínculos con instituciones de la región y los desafíos que se proyectan para continuar este camino de conocimiento.
Con la aplicación de la ley que regula el uso medicinal del cannabis, el Laboratorio de Química Analítica Instrumental de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE) se convirtió en un faro de conocimiento al que acuden tanto empresas como cultivadores particulares que buscan obtener un producto confiable para el tratamiento de diversas patologías.
En ese marco, el doctor en Química, Mario Raúl Delfino, dio detalles del trabajo que realizan tanto en el análisis de muestras de aceites medicinales como las capacitaciones que llevan adelante en cultivo seguro de cannabis. Con una experiencia de más de 15 años y cinco en la experimentación con cannabis, el especialista hizo un repaso por los desafíos que incluyen la actualización instrumental, la formación de recursos humanos y la ampliación de proyectos de investigación.
En una entrevista que está disponible en el programa Punto UNNE de esta semana, el doctor Delfino comentó que en este último tiempo se está intensificando la investigación sobre los beneficios y limitaciones de los cannabinoides para uso medicinal. En ese sentido, aseguró que se trabaja en tres áreas: química analítica, bromatología y toxicología.
Entre otras cuestiones, advirtió que los tratamientos con cannabinoides son complementarios y deben ser supervisados por un médico. En este sentido, subrayó que el rol del médico es crucial ya que se recomienda siempre buscar la asesoría de un profesional de la Medicina antes de probar cualquier tratamiento con cannabinoides.
Un laboratorio de referencia
El laboratorio de la Facultad de Ciencias Exactas está registrado ante la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT), y en la Dirección de Vigilancia de Sustancias Sujetas a Control Especial (DVSSCE), y “eso nos permite hacer la compra y adquisición de todo lo que sean patrones para drogas, particularmente para canabinoides, y hacer los análisis de los mismos”, explicó Delfino.
De ese modo, añadió: “generalmente hacemos el análisis de una producción propia para lo que es investigación, pero los patrones sirven básicamente para todo lo que es el material analítico y hacer los análisis químicos, tanto de presencia como también de cuantía de canabinoides en una muestra”.
– ¿Qué analizan y quiénes son los que traen esas muestras?
Tenemos una gran variedad, hemos trabajado con algunas empresas de la región, pero también hemos trabajado con cultivadores particulares que están inscriptos en el Registro del Programa Cannabis (Reprocann), las personas autorizadas al cultivo controlado con fines medicinales y/o terapéutico. Esos cultivadores hacen sus propios aceites, tienen un seguimiento médico, pero para ver que el tratamiento sea efectivo, requiere saber qué tiene y cuánto tienen los aceites medicinales de canabinoides que elaboran.
– Hasta hace un tiempo había un abanico de ofertas de aceites medicinales basados en cannabinoides, pero algunos decían ‘esto me da resultado’, ‘este no me funciona tanto’. ¿Tiene que ver con esto? ¿Con poder conocer de qué está hecho?
Sí, por supuesto. En ese entonces había muchos productos de calidad muy dudosa y variable, incluso hemos llegado a analizar algunas copias o falsificaciones, pequeños frascos con marcas de Chile o internacionales, pero que no tenían nada, entonces la importancia del análisis es fundamental para un tratamiento de este estilo.
En este momento hay dos vías de adquisición: una es a través de productos legales de uso de laboratorios medicinales, pero la otra alternativa que nos permite la ley para acceder al tratamiento con cannabinoides es elaborar nuestro propio aceite. Lo que buscamos hacer nosotros desde la Universidad es trabajar con el medio. Hemos hecho proyectos de extensión para poder acercar conocimiento a la gente y que pueda elaborar estos aceites de una manera segura, pero hay una etapa fundamental que no lo pueden hacer en casa y es la cuantificación.
El Laboratorio de Química Analítica Instrumental funciona en la Facultad de Ciencias Exactas de la UNNE, en Corrientes.
El Laboratorio de Química Analítica Instrumental funciona en la Facultad de Ciencias Exactas de la UNNE, en Corrientes.
La cuantificación es fundamental ya que muchas veces, por más que uno tenga una planta o una semilla, una genética que dice que tiene alto contenido de cannabidiol, a veces es difícil que se exprese esos genes y tenga una buena producción. Entonces lo que me garantiza saber si tiene o no es un análisis químico.
– ¿De dónde provienen las semillas?
Están inscriptas en el Instituto Nacional de Semillas (INASE). Hace prácticamente un año que hay inscripción de semillas y se pueden comercializar. Vendedores o casas que venden productos agro-veterinarios, tienen que estar inscritos en el INASE con la categoría F y pueden hacer la venta.
– ¿La compra de semillas es libre o también hay que estar inscripto en el Reprocann? ¿Cómo es ese trámite?
Para todo lo que sea adquisición de cannabis hay que está inscripto en el Reprocann, eso es lo que nos permite, no solamente la adquisición sino también el cultivo de las plantas.
– Cuando ustedes van a estos talleres con las personas de la comunidad que quieren dedicarse a cultivar, por la razón que fuera, ¿cómo son esos primeros pasos para iniciar?
Nosotros lo que hacemos primero es darles un pequeño abanico de advertencias y consideraciones de uso. También incentivamos el hecho de la consulta médica permanente y el proceso de registro al Reprocann. Finalmente, lo que buscamos es concientizar en cuanto a la higiene a la hora de la elaboración y que este proceso sea lo menos riesgoso posible ya que en él intervienen muchas veces extracciones con alcohol y hay que evaporar el alcohol, que es un compuesto inflamable. Entonces, tener todas las precauciones para que todo este proceso sea seguro.
– Volviendo al ámbito institucional ¿en la región hay instituciones que buscan los servicios del laboratorio?
La verdad que fue un boom en la región. Hemos logrado una vinculación muy importante con la Universidad Nacional de Misiones. Hemos hecho un curso allá y varias charlas. Hemos acercado también a la biofábrica de Misiones. También mantenemos contacto con Caá Cannabis, el proyecto del Gobierno de Corrientes para producir aceite de cannabis, ahora estamos por dictar un posgrado y va a participar personal de su laboratorio.
Tenemos muy buena vinculación con ellos. También con empresas privadas de Chaco. Y en una de las mesas redondas que compartimos también, en unas jornadas en Misiones, hicimos muy buenos vínculos con gente de Chilecito y de la empresa riojana de elaboración de cannabis. O sea, es bastante amplio y hay mucha sed de vinculación al respecto.
– ¿Cuál es el desafío hoy en día?
Principalmente tenemos como desafío actualizarnos en la parte instrumental. También en recursos humanos, poder incorporar más gente y no solamente para que esté trabajando acá, sino para formarla y que pueda luego ir a trabajar a laboratorios especializados en esta temática. Y también uno de los desafíos que tenemos es poder ampliar los proyectos de investigación y de esa manera tratar de transferir al medio lo que hayamos logrado acá.
La investigación, esa sed de conocimiento
El doctor Delfino habla con tanta pasión de su actividad dentro del laboratorio que la pregunta era obligada: ¿Con qué objetivo comenzó la carrera de investigador? La respuesta fue inmediata y sin rodeos: “Comencé hace aproximadamente 15 años. Tenía realmente una sed de conocimientos importante. Yo trabajo en química analítica, donde hay también mucha demanda en cuanto a necesidades del medio. O sea, hay una gran vinculación entre lo que es la ciencia básica y las necesidades de la sociedad. Y me sentía muy útil en ese rol de estar en el medio y de vincular esos dos sectores”.
En ese marco, recordó que el trabajo que realiza hoy desde el laboratorio está cumpliendo con ese objetivo. “Hay muchas vinculaciones y reuniones con gente de la región y de otras provincias, y se valora también ese reconocimiento y nos obliga también a trabajar cada vez más en eso”. En tanto, en el análisis de cannabis trabaja hace cinco años, antes de que surjan las leyes en esta temática justamente “porque mucha gente conseguía estos medicamentos de dudosa calidad y me habían acercado unos para preguntarme si se podían analizar. Conseguí los insumos que necesitábamos para hacerlo, empezamos y de esa manera difundíamos lo importante que es conocer estos parámetros en los aceites”, remarcó el químico.
Precisamente, cuando se aprobó la ley de cannabis medicinal uno de los desafíos era que pudieran avanzar en la investigación ya sea en los ámbitos de la universidad como en otras instituciones, como el INTA. En este marco, existe una tensión entre la investigación y la producción de cannabis medicinal, pero “existe un pequeño prejuicio por el uso de canabinoides ya que hace muchísimas décadas está incluido en los listados de estupefacientes. Se está formando una mirada un poco más de investigación en cuanto a ver cuáles son las limitaciones y los beneficios que puede llegar a tener el uso de esta planta”, aclaró Delfino.
“Recordemos que muchos medicamentos o muchos de estos tipos de compuestos se han conseguido gracias a material vegetal, plantas medicinales de antaño, que en un principio fueron postergadas por la medicina moderna. Como investigador lo que hacemos es poner el foco en esto a ver si sirven, para qué sirve y cómo se hace para que sirva”, explicó el doctor.
En ese sentido, añadió: “nosotros estamos trabajando la parte de química analítica; también tenemos un grupo de bromatología con unos snacks que se están elaborando; y otro grupo de la Cátedra de Toxicología que es del grupo de productos naturales. Justamente ellos hace muchos años están trabajando con plantas regionales, extracciones de compuestos identificación de compuestos bioactivos para para dilucidar cuáles puedan llegar a ser benéficos para para el uso medicinal”.
La composición de la planta de cannabis
“Hay tres familias de compuestos fundamentales que son los flavonoides, los propios compuestos terpénicos y los canabinoides o llamados fitocanabinoides. Básicamente esos tres grupos de compuestos son a los que se le atribuyen las propiedades medicinales de la planta”, contó el doctor en Química y explicó: “la idea es un poco poder separarlas y recombinarlas para trabajarlas con diseño para ver su efectividad, agregando y quitando compuestos para ver cómo responden”.
No obstante, el especialista advirtió que los tratamientos con cannabinoides son tratamientos complementarios. Por eso, aseguró que “no debe sacarse la medicación de base y deben estar acompañados por seguimiento médico”. De ese modo, resaltó que se debe “tener en cuenta que los medicamentos de laboratorio tienen una gran seguridad. Están sujetos a muchos controles de calidad; nosotros también desde nuestra cátedra hacemos controles de calidad de medicamentos, entonces en eso podemos dar certeza de que comprar un medicamento de laboratorio es sinónimo de calidad”.
En cuanto a los productos con cannabinoides, “lo que ocurre es que las dosis que se observan en medicamentos de laboratorio son superiores a las que se utilizan en los extractos naturales y esto muchas veces se le atribuye a la presencia de otros compuestos con efecto fisiológico comprobado como son compuestos terpénicos o flavonoides y que hacen una sinergia y potencia en los cannabinoides”. Esto quiere decir que se podrán lograr los mismos efectos con menores dosis.
Mitos y recomendaciones
Existen mitos y algunas creencias que circulan en la comunidad. En algunos casos, para producir miedo y otras para incentivar el uso del aceite de cannabis para cualquier patología. El doctor Delfino comentó que “muchos medicamentos como drogas que estén en el listado de estupefacientes producen no solamente acostumbramiento sino también adicciones. Al estar esta planta en ese listado es obvio que va a tener ese estigma”.
“De todas maneras, hace unos diez años la Sociedad Internacional del Dolor comunicó que hacían falta datos de calidad para que se pueda estudiar el cannabis y para ello solicitaba a los gobiernos que bajen restricciones para que los investigadores puedan acceder a obtener y analizar datos de calidad. Esto recién está empezando, pero al ritmo que suele ir la ciencia sobre, todo en la parte medicinal, puede que en unos pocos años ya tengamos mejores resultados y un mejor diagnóstico de si sirve, cómo sirve y particularmente para qué sirve”, opinó el químico.
Finalmente, subrayó que el uso del cannabis medicinal “ha puesto en valor el rol del médico, ese médico que acompaña, que se preocupa por el paciente, ese seguimiento continuo, no es solamente ir a que te recete algo y luego no volverlo a ver sino que justamente durante todo el transcurso del tratamiento debe estar acompañado por el médico y se revaloriza ese vínculo especial que tienen y que une al médico con el paciente”.