Están pensados como una herramienta que mejore el proceso de enseñanza de los contenidos relacionados con las energías renovables. La propuesta pertenece a Lucía Sotelo Gralfrascoli una estudiante de la FaCENA de la UNNE, quien accedió a una Beca de Estímulo a las Vocaciones Científicas para llevar adelante su idea. Junto a sus directores está convencida que estos equipos pueden convertirse en “una herramienta didáctica revolucionaria para la enseñanza de la ciencia”.
Con una propuesta innovadora en la que convergen el conocimiento científico y la extensión universitaria, una estudiante de la carrera del Profesorado de Ciencias Químicas y el Ambiente de la UNNE optimizará el desarrollo del funcionamiento de digestores alimentados con residuos orgánicos de diversas fuentes para ser utilizados en laboratorios escolares.
La idea le permitió a Lucía Sotelo Gralfrascoli acceder a una Beca de Estímulo a las Vocaciones Científicas (EVC-CIN), proponiendo poner a punto digestores que tendrán un formato de kit escolar para ser utilizado como una herramienta que mejore el proceso de enseñanza-aprendizaje de los contenidos relacionados con las energías renovables: Física, Química, Matemática, Biología, Ecología, Economía.
“Es otra forma de fortalecer la cultura científica en los jóvenes y que la incorporen en su vida cotidiana”, expresó la becaria.
El proyecto se denomina “Estudio, evaluación y optimización del funcionamiento de digestores anaeróbicos en su presentación como kit educativo” y tiene como directora a la doctora Noemí Sogari, que es responsable[1] [H2] del Grupo de Investigación, Desarrollo y Transferencia Tecnológica de las Energías Renovables y del Medio Ambiente (GIESMA-FaCENA) y como co director al licenciado Juan Daniel Ruiz Díaz docente investigador de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales y Agrimensura de la UNNE.
La propuesta de Gralfrascoli supone un impacto en dos frentes. El primero, el biodigestor en formato kit escolar, puede convertirse en una herramienta didáctica revolucionaria para la enseñanza de la ciencia con un abordaje interdisciplinario en contextos educativos locales.
El segundo, el uso de estos de sistemas reactores de bajo costo, de fácil construcción y manejo “permitirá continuar con el análisis del proceso de fermentación anaeróbica en busca de optimizar el manejo de los equipos reactores, mejorar la producción de biogás, experimentar con diversos tipos de materia orgánica que se generan, para luego proyectarlo a una escala de mayor productividad con fines sociales y económicos”, explicó la doctora Sogari.
Fermentación anaeróbica, producción de gas y otros conceptos. Los residuos orgánicos son biodegradables, se descomponen naturalmente y tiene la propiedad de poder desintegrarse o degradarse rápidamente, transformándose en otra materia orgánica.
Se propone el uso de biodigestores que mediante un proceso de digestión anaeróbica (la que se produce en ausencia de oxígeno), permite aprovechar la biomasa (materia orgánica) como fuente de energía renovable al tiempo de reducir la emisión de gases de efecto invernadero. Por otro lado, este proceso genera un efluente con alto valor agronómico que reemplaza los fertilizantes sintéticos que son usados en la actualidad.
En la naturaleza se encuentran una gran variedad de residuos orgánicos de los cuales se puede obtener biogás: estiércol de animales; residuos vegetales y domésticos. Por esa razón la composición del biogás depende del tipo de desecho utilizado y las condiciones del proceso anaeróbico. Los principales componentes del biogás son el metano y el dióxido de carbono. El metano, incoloro, inodoro, es el que le brinda la característica de combustible al biogás, cuya combustión genera una llama azul y productos no contaminantes.
La producción de biogás se ve afectada por diferentes inhibidores como el crecimiento de microorganismos, pH, temperatura, niveles de amoníaco y otras interacciones.
“Esta propuesta pretende lograr la optimización del funcionamiento de digestores alimentados de residuos orgánicos de diversas fuentes para su utilización en laboratorios escolares en donde se realicen experimentos educativos que demuestren las transformaciones de la energía con recursos naturales renovables, además de promover el cuidado ambiental” comentó Gralfrascoli.
Trabajo de la becaria. Como lo indica la denominación del proyecto de beca, será tarea de la estudiante centrarse en la optimización del proceso de biodigestión.
Al hablar de “optimización” se hace referencia al estudio y seguimiento de variables, supervisión del proceso y el control del producto generado, que requiere de características específicas como son: – La temperatura y el pH – Concentración de sólidos y sustancias inhibidoras de la reacción biológica.
Con el asesoramiento de los directores, podrá manipular variables de tal manera que se pueda establecer un diseño óptimo para el proceso. Eso permitirá conocer y controlar la biodigestión en todo momento, con la finalidad de que el modelo obtenido sea lo más práctico y funcional para la aplicación en el laboratorio escolar.
Nueva Información. Una de las fortalezas que presenta el proyecto es que a pesar de lo importante del tema a nivel internacional, en la Argentina y en particular en Corrientes, la difusión del uso de reactores anaeróbicos para la educación básica es escasa.
“Creemos que el resultado de este proyecto servirá para el desarrollo de futuras aplicaciones tecnológicas en contextos educativos locales”, señaló la doctora Sogari.
En ese sentido, queda abierta la posibilidad de abrir nuevas vías de investigación relativas al diseño y armado de kits educativos de bajo costo para la difusión de las energías renovables.