Este 30 de septiembre a partir de las 12 el Museo del Hombre Chaqueño Profesor Ertivio Acosta” (Juan B. Justo 280) propone un almuerzo comunitario para mantener viva la tradición del Karaí Octubre.
Como todos los años, el museo se dispone a cumplir con el ritual guaraní de ahuyentar la miseria, en comunidad, ofreciendo una mesa abundante y un “guiso yopará” al público.
El rescate patrimonial cobra especial relevancia cuando en estos gestos vivos, se puede leer una resistencia a los tiempos de crisis y ante las adversidades que puedan venir.
Quienes deseen participar, pueden acercarse al museo con bebidas o comidas para compartir.
Karaí Octubre
Según las investigaciones de Ertivio Acosta, “Karaí Octubre es un festejo Guaraní en cada 1 de octubre, que se remonta mucho antes de la llegada de los españoles a América, cuando en la época en que florecían los lapachos los guaraníes notaban que aflojaban sus reservas de alimento, ya que no había frutos que recoger en el monte, los animales estaban muy flacos por la salida del invierno, y los frutos de su agricultura -como ser maíz, mandioca y batata- no crecían durante esta estación.
Pero el guaraní que era un hombre muy positivo en su manera de pensar no veía mejor manera de contrarrestar esta miseria que hacer una gran comilona y danzando a su Dios bueno Tupá para que aleje la pobreza.
Cuando vienen los españoles y al convivir con los guaraníes ven, precisamente, que al comenzar la temporada de primavera se quedaban cortos de alimentos, adoptaron esa tradición uniéndose a la gran comilona y al baile.
Algunas de las costumbres de los mayores en esta época era, por ejemplo, levantarse bien temprano con un látigo en mano y pegar en todos los rincones de la casa diciendo “Para que se retire Karai octubre de esta casa”, o bien dejar comida en la puerta de las casa para que el que pasara por allí se la llevara.
De ahí que en todas las casas, cada primero de octubre, no falte el puchero bien servido. De esa forma la conciencia de toda la familia quedará tranquila por el resto del año. En cambio aquellos que se resistan y mezquinen la comida de ese día tendrán que convivir con el hambre por el resto del año.
Esta tradición enseña al campesino a prever el alimento para los suyos durante los meses de “vacas flacas”, época que se inicia en octubre y que abarca los últimos meses del año. El premio es para los previsores. El castigo, para los haraganes”.