A través de su vocero, Miguel Giménez, aseguraron estar trabajando en el tema con el auxilio de especialistas. “Lamentablemente es una cuestión cultural, de conciencia, nos falta tomar dimensión del daño a la calidad de vida de nuestros hijos, que hacemos arrojando basura en cualquier lugar”, indicaron.
“Tampoco es una cuestión relacionada con la pobreza material. En todo caso sería pobreza espiritual”, señalaron. Y advirtieron que “es habitual ver vehículos de alta gama, tirando residuos en la periferia”. “Hay que tomarles la patente y, cuando necesiten la constancia de libre deuda, o la renovación de su carnet exigirles el pago de la multa correspondiente”, propusieron
En Resistencia, afirman que hay lugares donde no llega la recolección, no solo de residuos convencionales, sino también de ramas y escombros. “La reacción del vecino es llamar al carrito, darle unos pesos y que se lleve del frente todo tipo de residuos. El problema, más que solucionarse, comienza allí a agravarse, porque el carro hace dos cuadras y los arroja en el primer baldío que encuentra, para seguir con su tarea”, marcaron.
Desde la Pastoral señalaron que hay ciudades donde equipos municipales, -que aquí podrían complementarse con Vialidad, APA, etc.- andan recorriendo los espacios donde habitualmente se genera acumulación de basura, cargados con tierra para proceder a su taponamiento inmediato.
“Estamos elaborando proyectos que promuevan la instalación de viveros en donde personas desaprensivas arrojan basura. Allí podría colaborar el municipio con la provisión de plantines y flores, que además constituyan para cooperativas, fundaciones, escuelas, un emprendimiento, una posibilidad de trabajo. Además del beneficio estético del parquizado, la tierra del lugar queda abonada por los residuos, propiciando la elaboración del compostaje, por ejemplo”, destacaron.
“Quienes buscan en los basurales, algún elemento que les sirva para vender, provocan quemazones que dañan el ambiente y en muchos lugares de nuestra querida Resistencia, producen ese humo permanente, que acarrea olores y contaminación”, lamentaron.
Por eso consideraron que “es elemental algún control, y sanciones del tipo contravencional o similar. Uno entiende la necesidad de aquellos que fletean basura, pero si hacemos entre todos el esfuerzo de sacarlos de ese modo de vida, van a tener la posibilidad de superarse en la búsqueda de otra manera de generar ingresos. Ellos mismos, bien organizados, pueden ser beneficiarios de algún emprendimiento de tierras para plantíos y similar”.
“La lista de posibles acciones es interminable, pero lo más importante es no naturalizar la cuestión, porque va a terminar tapándonos”, finalizaron.