Una, el hecho de haber conocido a Fabriciano, ya que gracias a él logró saber sobre el amor que tiene Resistencia con las esculturas. Y la otra, con Mimo Eidman, la que recuerda entre risas y alguna que otra sorpresiva anécdota.
Gentil desde chico se considera artista, primero se dedicó al piano y luego a la pintura y la escultura: principalmente trabaja sobre piedra y madera.
Actualmente está viviendo Italia, en el centro del país, donde lo deslumbran las montañas y la costa marina y prefiere no hablar del vino, porque al momento de la nota, estaba almorzando.
Al ser un artista multidisciplinario trabaja con muchos materiales, por lo que es muy diverso en cuanto a técnicas.
Asegura que la primera vez que escuchó de la Bienal del Chaco fue cuando conoció a Fabriciano. “Él me habló de la Bienal, junto con otro escultor que no recuerdo. Ambos me presentaron el proyecto y al contarme siempre quise ser parte de este proyecto” dice.
Con respecto a Mimo Eidam, recordó que en 2017 o 2018, fue seleccionado para participar en la Bienal usando metal. “Mimo me preguntó cómo iba a realizar su trabajo. Yo le dije que yo soy un genio y ella ya lo iba a ver”…..y haciendo una pausa, remata “me canceló”.
“Fue una historia graciosa para mí y me motivó a volver a ser parte de la competición. Entonces he sido seleccionado nuevamente y aquí estoy”. Mimo me hace una sorpresa y me puso en la misma cámara con Jhony, (otro colega). Entonces fui a otro hotel y esperaba que Mimo me cancele otra vez, pero eso no pasó y ahora tengo que terminar mi trabajo”, dice entre lo que suena casi como una carcajada.
Ahora sí, hablando sobre la obra que está esculpiendo, llamada Señorita, argumenta: “Uso un aproximamiento a la escultura multidisciplinario, de manera tal que un día nos encontramos con solo un bloque de mármol y al día siguiente la escultura está casi lista: entonces la gente me pregunta ‘cómo hizo para terminar en un día’”. y continúa: “Por lo que asegura que la pregunta central “no es cómo nos aproximamos para lograr la forma, sino cuando la escultura está terminada, porque cuando ya está completando, el artista empieza a aplicar la sensibilidad”.
Y continúa: “En esta etapa del trabajo el artista introduce su sensibilidad en el trabajo, de manera tal que cuando está terminada la obra y la gente ve la escultura, quizás no la entienden, pero sienten una emoción. Para mí también inclusive a veces es difícil de entender porque no es un proyecto matemático, sino que es un proceso inconsciente es una forma inconsciente e intuitiva de seguir el proceso”.
Sobre cómo es trabajar en público, reconoce que se trata de un punto muy complicado porque es algo muy distinto a estar en un estudio, concentrado y tiene todo a su disposición. “A veces el proceso es interrumpido cuando trabajamos en público, porque quizás estamos trabajando y concentrados pero otra persona, como mi amigo acá el traductor, me pide unos minutos para hacer una entrevista” y sigue: “Y no solo eso, sino que hay otras distracciones, hay otra gente trabajando, gente limpiando de manera que uno necesita ser muy fuerte para poder enfocar su concentración en su trabajo y despejar todo lo demás”.
Para terminar, quiso agradecer principalmente a Fabriciano porque fue él quien hizo algo muy muy importante para los escultores. “Solo en la Bienal del Chaco uno puede sentirse en el centro de la situación como un escultor y no como una persona que necesita ser parte de algo más”.