(Por Giovanni Catalano). La Bienal Internacional de Escultura 2022 se desarrolla a pleno en el Parque Intercultural “2 de Febrero” de Resistencia con cientos de actividades y ofertas de arte, gastronómicas, culturales, y sólo por citar algunas. Dentro de los distintos frentes del mega-evento, la Feria de Arte, Artesanías y Diseño concentra artesanos de distintas partes del país que llegaron a la capital chaqueña para mostrar sus creaciones.
Entre ellos se encuentra Carlos Moreyra, un santafesino que reside en Berisso, Buenos Aires, que es maestro alfarero, escultor e investigador de cerámica arqueológica en el Museo de Ciencias Naturales de La Plata y para el Ministerio de Cultura de Panamá. El alfarero de 72 años trajo piezas de cerámica ceremonial y esculturas basadas en el costumbrismo de distintos lugares.
Romper el elitismo del arte
Las herramientas de Carlos. “No se necesita nada sofisticado”, asegura.
Carlos habló con la Agencia FOCO y explicó que aplica distintas técnicas después de descubrir cómo se crearon las piezas arqueológicas: “Hago arqueología experimental. Investigo todo para luego aplicarlo en mi obra”.
En la oportunidad, se encontraba modelando en vivo un bloque de arcilla refractaria: “Estuve modelando distintas etnias, ahora hice una india kuna de la isla San Blas de Panamá. Esto es arte efímero, porque luego de terminar, la expongo un tiempito y la vuelvo a transformar desde cero. Trabajo con 70 kilos de arcilla que voy manipulando. No se destruye porque queda en la memoria de la arcilla”.
El escultor ganó un premio en Bruselas, Bélgica, por su espectáculo “El barro y yo”, en donde con música de fondo va creando 16 distintos personajes: “No vine preparado para hacerlo aquí con música, pero si voy modelando las piezas en vivo”.
Seguro de sus palabras, afirmó que uno de sus objetivos es “romper con el elitismo del arte, para quienes dicen que tenés que tener herramientas sofisticadas para hacer arte. No, con un cuchillo, un tenedor y un trozo de madera podés hacer arte”.
Trabajo artesanal vs. industrial
Las esculturas que el maestro trajo a Resistencia.
El maestro alfarero utiliza en su trabajo distintos tipos de arcilla: “La arcilla preparada para utilitario es la que usa para cocinar ollas, luego están las que usan para murales, luego para esculturas, también para hacer mosaicos o pisos, y hay arcilla para hacer revoques térmicos en la casa”.
Señalando la escultura de la india kuna, comenta que utilizó arcilla refractaria: “Toda preparada por mí. Acá tengo lloro de brea, que es el líquido que sale de un árbol. Se lo muele y queda un líquido muy pegajoso, que le agrega color y hace el material más plástico”.
En cuanto a precios de sus obras, responde que hay de distintos precios: “Hace poco he vendido una escultura en 3.000 dólares, luego uno más pequeño en 1.500 dólares. No son tan caras si pensás que las ollas (menciona una marca famosa) que saca una máquina miles por hora sale $45.000, y estas obras tienen todo un proceso a mano, tiene otro lenguaje, otra energía”.
“Cuando todo el mundo se sintió encerrado, yo me sentí más libre que nunca”
Concentrado en su trabajo, modela la arcilla para lograr una escultura.
Este oficio milenario requiere de concentración y dedicación. Suele tener momentos de poca inspiración que puede llevar a frustraciones, pero Carlos no es el caso: “El amor por el oficio es fundamental. Es mi dedicación. Yo me levanto a las 2 porque se me ocurrió una idea, voy al taller, creo esa idea que me hizo levantar, y después vuelvo a la cama. Es algo que me pasa todo el tiempo”.
Con tono tranquilo y charlando como lo haría un abuelo con su nieto, el escultor repasa: “Tengo obras que las hice en un día y obras que me llevaron dos meses y medio. Porque lo hago tranquilo, despacio, disfruto el proceso”.
Carlos además recuerda cuando transitó las restricciones más duras por la pandemia: “Justo cuando todo el mundo se sentía encerrado, yo me sentí más libre que nunca. Sino iba a tener que estar dando clases, investigando. Pero no, todo el tiempo fue para mí”.
“Amo esto es mi vida, era metalúrgico, pero me dediqué a la investigación, que me llevó a aplicar técnicas maravillosas. La arqueología nos enseña tanto, nuestros antepasados ellos nos dejaron un legado inmenso, conocimientos que están debajo de la tierra, esperándonos”, define entusiasmado.
Finalmente, dio detalles de dónde están sus obras: “Las tengo en mi taller, que es mi casa. Vivo en el taller. Hay cantidad de piezas por todo mi taller, yo lo llamo arte desparramado”.
Fotos: Pablo Pintos.
Con 72 años, está en la capital chaqueña mostrando sus obras y modelando arcilla en vivo.