“Tenemos la obligación de debatir cómo hacemos para devolverle a la gente la esperanza y los anhelos”, dijo, tras analizar la marcha de la economía.
La vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner recibió esta tarde el Doctorado Honoris Causa de la Universidad Nacional del Chaco Austral (UNCAUS), en una ceremonia de la cual fueron testigos presenciales 3000 personas en el Centro de Convenciones Gala de Resistencia.
El rector de la universalidad, German Oestmann, y el vicerrector Manuel García Sola –quienes fueron los únicos que acompañaron a Fernández de Kirchner en el estrado- entregaron la condecoración consistente en la estola, la medalla y el título doctoral. Luego, la doctorada ofreció una conferencia magistral titulada “Estado, Poder y Sociedad: la insatisfacción democrática”.
El gobernador Jorge Capitanich y la vicegobernadora Analía Rach Quiroga fueron parte del auditorio conformado por diputados y diputadas nacionales y provinciales, senadores, intendentes, funcionarios provinciales y municipales, autoridades judiciales y académicas, estudiantes y otros invitados.
El discurso, que abordó centralmente los problemas de la economía, la construcción del poder económico y mediático y su incidencia en la “formación de sentido común” de la sociedad, tuvo varios tramos dedicados a las relaciones dentro del Poder Ejecutivo, con “infidencias” acerca de nombramientos de funcionarios y el funcionamiento de áreas sensibles como la Secretaría de Comercio Interior.
Justamente la inflación, sus causas, y las políticas de control de precios dieron forma a una de sus frases más contundentes, dentro de lo que denominó como “debate” y no “pelea” puertas adentro del gobierno, sobre el final de los 90 minutos de alocución: “Que nadie de este Estado, sea el Poder Judicial, el Legislativo o el Ejecutivo, se haga la víctima. Acá las únicas víctimas son quienes no llegan a fin de mes, no tienen laburo o no tienen para darles de comer a los hijos. Esas son las víctimas”, sentenció, y agregó: “Por eso tenemos la obligación de debatir, no por la boleta única (como promueve la oposición en el Parlamento), sino cómo hacemos para devolverle a la gente la esperanza y los anhelos. Esta es mi mayor preocupación y sensación de amargura: la confianza que nos depositaron, los anhelos, las esperanzas. Creo que no le estamos haciendo honor a tanta confianza, tanto amor y tanta esperanza que depositaron en nosotros”.
La mandataria, en primer término, agradeció “profundamente” la distinción otorgada por la Uncaus. Y refiriéndose a las universidades nacionales creadas crearon durante los tres mandatos de Néstor Kirchner y suyos, logro mencionado previamente por el rector Oestmann, indicó: “No me parecen logros individuales. Al contrario, me siento, me sentí y me sentiré parte de un proyecto colectivo que cumplió una hazaña institucional y democrática en la Argentina posterior a la crisis del 2001, donde todo voló por los aires”. Rememoró así la despedida de su último mandato aquel 9 de diciembre de 2015 con una Plaza de Mayo desbordada de gente. “Esa es la mejor medalla para quien ha abrazado la militancia política, sin que signifique despreciar esta que me entregan hoy”, sostuvo.
Fernández de Kirchner destacó la importancia de una “universidad federal” como la Uncaus, como tantísimas otras inauguradas en el conurbano bonaerense, para ofrecer oportunidades a jóvenes que no viven en las grandes capitales.
“Cuando uno tiene la suerte de vivir en la Ciudad de Buenos Aires o en La Plata, como me tocó nacer a mí, quizás no han visto la dificultad de los hombres y mujeres del país profundo para que sus hijos estudien si no tienen una buena posición económica. Es muy difícil valorar así, desde los grandes centros urbanos que siempre han tenido universidades, a los lugares profundos, donde si no llega el Estado con su inversión, no tienen oportunidades”, resaltó.
En esa línea, dijo no descreer de los méritos: “Cómo voy a descreer si mi viejo era colectivero y yo llegué a Presidenta. Una cosa es el mérito y el esfuerzo individual y otra cosa es la meritocracia, que es una deformación del concepto de mérito”.
Conectando ese análisis con el título de su conferencia magistral, Cristina sostuvo que “está claro que, si el Estado no existiera, esta universidad y tantísimas otras no existirían”.