Es así que ingresó un proyecto que propone adherir a la Ley Nacional Nº 27454, por la cual se creó el Plan Nacional de Reducción de Pérdidas y Desperdicio de Alimentos, estableciendo que de aprobarse la ley será el Ministerio de Producción, Industria y Empleo, el órgano encargado de la aplicación de la norma en nuestra provincia.
Además, persiguiendo su efectiva aplicación, la iniciativa indica que invitará a los municipios de la provincia a dictar normas de similares características en el ámbito de sus respectivas jurisdicciones y eventualmente generar beneficios del tipo tributario a quienes cumplan la norma.
En tanto que mediante otro proyecto, el legislador radical, propicia declarar el 29 de septiembre como el día preferencial para promocionar la Concientización sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos, determinando que los órganos de aplicación y difusión serían el Ministerio de Producción, Industria y Empleo en conjunto con el Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología.
Para fundamentar las iniciativas, Gutiérrez se basa en que el año 2011, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) estimó que un tercio de los alimentos producidos en todo el mundo se pierde o se desperdicia en las cadenas de producción, comercialización y consumo. En complemento a esos datos, en el año 2019 la FAO desarrolló el Índice de Pérdida de Alimentos, mediante el cual estimó que anualmente se pierde el 13,8% de la producción mundial de alimentos. Por su parte, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), ha publicado el Índice de Desperdicio de Alimentos 2021, el cual encuentra que el 17% del total de alimentos disponibles para los consumidores se desperdicia.
“Al efecto, dichos Organismos internacionales consideran esencial realizar acciones para reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos como un aspecto estratégico para garantizar la seguridad alimentaria y nutricional, dado que esta problemática impacta en la sostenibilidad de los sistemas alimentarios, genera pérdidas de ingreso para los productores y reduce la disponibilidad y el acceso a alimentos seguros y nutritivos”, sostiene.
Por otra parte, destaca que “de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS), promovidos por la Organización de Naciones Unidas (ONU) en el año 2015, tres de ellos se refieren a esta problemática. Es el caso del ODS Nº 2 el cual establece poner fin al hambre, conseguir la seguridad alimentaria, una mejor nutrición y promover la agricultura, el ODS Nº 12 que se refiere a Garantizar modalidades de consumo y de producción sostenible y el ODS Nº 13 tomar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos. Puntualmente, el ODS Nº 12 incluye la meta 12.3 que propone llegar al año 2030 reduciendo a la mitad el desperdicio de alimentos per cápita mundial en la venta al por menor y a nivel de los consumidores y reducir las pérdidas de alimentos en las cadenas de producción y suministro, incluidas las pérdidas posteriores a la cosecha”.
En ese sentido, considera que “se requiere profundizar el diseño de instrumentos de intervención política para contribuir a reducir las pérdidas y desperdicios de alimentos, fomentando su donación, fundamentalmente a través de la concientización y participación de todos los agentes que intervienen en las distintas etapas de las cadenas productivas hasta el consumidor, de manera organizada, coordinada y estructurada”.