Una mañana del 25 de noviembre del año 2015, el Cabo 1° Leopoldo Villan
luego de una noche de guardia, escuchó a una niña pidiendo ayuda, unos malvivientes habían ingresado a un local comercial junto a su casa y tenían de rehén a su madre.
Sin dudarlo el efectivo tomó su arma reglamentaria, intentó ingresar al local y exclamó ¡Alto Policía! En la secuencia recibió un disparo en la frente, el cual le causó la muerte.
En la actualidad, existe un busto que homenajea al Cabo Primero Villán en una plazoleta de Puerto Tirol.
“Ser Policía es una de las profesiones más nobles que hay, ya que significa poner el cuerpo y tomar riesgos en pós del bienestar, la seguridad y la vida de los demás” destacaron desde la fuerza.