La presentación contó con la participación de Jorge Castro Rubel, nieto restituido por Abuelas de Plaza de Mayo y el ministro de Educación de la Provincia Prof. Aldo Lineras. A modo de cierre el grupo de narración oral Namiyac brindó el espectáculo “Voces que cuentan memoria”. La actividad fue organizada por la Comisión Provincial por la Memoria y la Red X la Identidad nodo Chaco.
Fernanda Molfino, de la Red X Identidad comentó que la actividad de presentación formó parte del programa de actividades por la conmemoración de los 44 años de Abuelas de Plaza de Mayo. Acto seguido el presidente de la CPM Chaco Mauricio Amarilla destacó el trabajo realizado por el Registro Único por la Verdad en la realización del volumen en cuestión, y del colectivo de trabajadores y trabajadoras que forman parte de la CPM. Asimismo el ministro de Educación Aldo Lineras manifestó su compromiso en para un trabajo mancomunado por parte su cartera con la CPM en pos de políticas educativas con el eje en Derechos Humanos y Memoria.
La subsecretaria de Género de la Secretaría de DDHH Nayla Bosch acompañó la presentación. También estuvo presente la diputada Alicia Azula.
El coordinador del RUV Juan Carlos Fernández brindó detalles de “Identidad”; “La lucha de Abuelas de Plaza de Mayo logró cambios radicales que hoy son derechos para toda la sociedad. En este libro recogemos esa historia junto con un marco conceptual y normativo sobre la temática”. El Registro Único de la Verdad (RUV, creado por ley 5582 del año 2005 hoy ley 1412-A/2017) es el área de la CPM CHACO responsable de investigar, recopilar y organizar la información y documentación vinculada el terrorismo de Estado en la provincia.
En “Identidad” se enumeran los casos de restituciones vinculadas a la provincia del Chaco, en los cuales figura Jorge Rubel, quien manifestó su agradecimiento por la invitación a participar en el panel de presentación; “Es importante el valor de lo testimonial, del mismo modo que el interés de docentes que impulsan espacios para tratar estos temas a partir del empuje de las Abuelas” señaló. Cabe destacar que durante la tarde Rubel pudo compartir su historia con estudiantes de la escuela secundaria Carlos Zamudio que fueron invitados por el Museo de la institución para realizar una visita guiada a la Casa por la Memoria.
44 años de Abuelas de Plaza de Mayo
Un 22 de octubre de 1977, en Buenos Aires, 12 mujeres que venían buscando a sus hijas e hijos secuestrados por el terrorismo de Estado, decidieron organizarse para dar también con el paradero de sus nietos y nietas. Así comenzó una lucha que se remonta al presente, con un saldo de llevan 130 nietas y nietos recuperados a 2021, de una lista que se cree pude ascender a 500 bebés apropiados. Por ello el 22/10 fue instituido a partir de 2004 en homenaje a las Abuelas como el Día Nacional por el Derecho a la Identidad. En 1977 el grupo de Abuelas estaba compuesto, en un principio, por 12 mujeres, entre ellas María Isabel “Chicha” Chorobik de Mariani y Alicia “Licha” de De la Cuadra, a las que luego se unieron Estela de Carlotto, actual titular de la Institución. Estas mujeres eran madres de desaparecidos que, además de reclamar por la aparición con vida de éstos, buscaban a sus nietos, algunos secuestrados junto a sus padres y otros nacidos durante el cautiverio de sus madres en Centros Clandestinos de Detención.
“IDENTIDAD”, del RUV
En el volumen de la colección RUV, titulado “Identidad” se abordan los casos de víctimas del plan sistemático de apropiación de menores encarado por la última dictadura cívico militar, dando cuenta de las tareas realizadas en la búsqueda de los alrededor de 400 nietos que aún se están buscando por parte de Abuelas de Plaza de Mayo y familiares, así como también organizaciones de DDHH como la Red por la Identidad, H.I.J.O.S. e instituciones como el RUV.
“El Derecho a la Identidad es, en términos simples, el derecho de cada persona a saber quién es. Constituye un derecho fundamental que no se ve a simple vista, tal vez porque es tan obvio que pareciera no tener que explicitarse. Sin embargo, hay quienes no gozan de ese derecho” se señala en el libro. Asimismo se establece; “Durante la dictadura, los militares consideraron que la ideología que trataban de exterminar a través de la desaparición de personas se podía transmitir a través del vínculo familiar, en una especie de “contagio” ideológico. Con ese argumento hacían desaparecer a los hijos pequeños y los entregaban, en su gran mayoría, a familias de militares. Anular, borrar la identidad y las raíces de estos niños tenía como objetivo que no sintieran ni pensasen como sus padres, sino como sus enemigos”.
Botín de guerra
El robo de niños perseguía un efecto multiplicador del terror en la población, un “castigo ejemplificador” para las “familias subversivas” y el secreto del crimen. También se buscaba evitar el “contagio familiar” al separar a los secuestrados de sus familias consanguíneas y entregarlos a “familias puras”; gente partidaria de la dictadura, en las antípodas ideológicas de los padres de los menores secuestrados. Julio Nosiglia, en su libro “Botín de Guerra”, sobre la lucha de las Abuelas de plaza de Mayo por la restitución de sus nietos, afirma al respecto: “La institucionalización de esa práctica, más allá de su inhumana crueldad, significó en los hechos una real vuelta a la esclavitud, que en la Argentina fue abolida por la Asamblea de 1813: en aquellos años, el amo era dueño del esclavo y de sus frutos y disponía de la vida y de la muerte de los mismos. Con el apoderamiento por la fuerza de los chicos y madres embarazadas, con el reparto de los nacidos en cautiverio, se borró de un sablazo más de 150 años de dignidad humana, porque al sustraer a esas criaturas su historia personal, su pasado y su familia, no se los convirtió en otra cosa que en esclavos”.La negación de la identidad es la negación de la historia. Una historia muy particular: una historia política, porque es la negación de la ideología de los padres, y también de una actitud de los padres hacia los hijos; se les dice que fueron abandonados cuando en realidad no es así. En determinados casos, la contradicción se agudiza al máximo nivel de perversión: la persona que se apropió a los chicos es la misma que mató a sus padres, o sabe quién lo hizo, o colaboró de alguna manera con el crimen.