La jueza de faltas comunal, Matilde Campias, fue la encargada de estas charlas que tuvieron el objetivo de intercambio de experiencias para que el servicio sea más eficiente.
El subsecretario de Tránsito y Seguridad Ciudadana, Matías Breard, indicó que “se trató de un taller de actualización de la legislación vigente, teniendo en cuenta las últimas normativas y ajustando las distintas modalidades, de acuerdo a los decretos en relación al Covid-19”.
“Se trabajó en el marco normativo a los efectos de agilizar y dar cumplimiento al proceso administrativo en base a las denuncias por ruidos molestos”, agregó y reconoció que el área de control “constantemente padece situaciones complicadas vinculadas a las agresiones, teniendo en cuenta que son partícipes necesarios en la clausura de fiestas clandestinas”.
“No podemos descuidar la calidad del trabajo y la protección al personal, por eso nos complementamos con la Policía, pero la función de esta dependencia en una intervención solo se sujeta al control del volumen de las fiestas”, remarcó.
También aclaró: “Muchas veces la gente cree que esta área se encarga de la clausura pero no tiene esa facultad, sino que compete más a la Dirección de Inspecciones Generales y más aún, a la Policía”.
“Las restricciones continúan, si bien la actividad comercial se extendió hasta la medianoche, no por eso debemos descuidar los controles sanitarios”, finalizó.
RATIFICACIÓN DEL PODER DE POLICÍA
A su vez, la doctora Campias explicó que “fue un intercambio de experiencias para lograr una tarea eficiente en base al trabajo de la nocturnidad y en relación a las fiestas clandestinas”.
“La reglamentación sobre ruidos molestos data de 1987, luego se reforzó en la Carta Orgánica donde se ratifica el poder de policía municipal y el Código Ambiental que confirma la potestad del Municipio en el control de la contaminación sonora”, agregó.