El Instituto de Cultura del Chaco invitó a tres emblemáticas músicas de este cuerpo, hoy retiradas, a charlar sobre lo que representa este aniversario en el contexto global, y sobre el rol de las mujeres en la música y en la Orquesta en particular.
La formación integra el programa Patrimonio Activo con que el organismo cultural pone en valor sus elencos estables, centros culturales y museos. “El cumpleaños de la Sinfónica significa la continuidad de un proyecto, de un sueño colectivo, que implicó sacrificios y compromiso de muchos actores sociales, con dificultades, pero también con muchos logros” señaló María Elena Radici, ex primera percusionista.
“Cada aniversario me da alegría y orgullo ver cómo la Orquesta logró atravesar épocas conflictivas, y sobreponerse a todo, y seguir adelante con calidad y con un renuevo permanente de los jóvenes” agregó Lucía Villafañe de Ambros, ex oboísta.
“Soy de las primeras integrantes. En retrospectiva veo cómo la Orquesta logró sobreponerse a muchas limitaciones. Es pequeña comparada con las grandes orquestas del país, muchas veces faltaban músicos en las plantillas, y logró hacer obras de gran magnitud, óperas, ballet” precisó Perla Gagliardi, ex primera trompetista.
Pioneras
Las tres mujeres, músicas destacadas, estuvieron presentes en el cuerpo desde sus inicios, y reflexionan sobre el rol de las mujeres.
“Toco la trompeta, un instrumento que por muchos años se consideró solamente masculino, como todos los de la familia del metal. En ese momento y por muchos años estuve sola como mujer en la fila de los metales, no olvidemos que hablamos de más de cuarenta años. Hoy, las mujeres abarcamos casi la totalidad de los instrumentos. Me siento una de las pioneras en la provincia” señaló Gagliardi entre sonrisas.
“Si bien siempre hubo mujeres -desde la formación de las orquestas juveniles, de cámara, que fueron el preludio de la orquesta-, la presencia femenina fue creciendo. Yo fui primera percusión, pero empecé con la viola y Perla estaba sola en los vientos de metal. Hoy son muchas más y no hay ninguna área vedada a las mujeres” señaló Radici
Destacó además el protagonismo que adquirieron: “algunas de mis colegas formaron su propia orquesta, otras ocupan un rol clave en la docencia y difusión, y si bien el rol de dirección es predominantemente ocupado por hombres, también tuvimos muchas directoras invitadas.”
Villafañe, por su parte, recordó: “cuando comencé éramos muy pocas, había muchos prejuicios. Ser músico era cosa de hombres. La femineidad sólo podía expresarse en las cuerdas, sobre todo violines. Lo mío era el oboe, y de viento sólo éramos tres mujeres. Por fortuna se fueron rompiendo esas barreras y se puede disfrutar lo mucho que aporta la rama femenina en cualquier instrumento, lo que enriquece la comunidad musical al poder conjugarse todos los matices de diferentes percepciones, sensibilidades.”
Historia viva
Las músicas destacaron además el rol de la orquesta en la inclusión de las juventudes. “Sumarse a la Orquesta siempre es apostar a valores culturales y espirituales; para la juventud es una elección difícil en estos tiempos de tantas seducciones de éxitos materialistas y superfluos” dijo Villafañe.
Radici remarcó que los jóvenes que se sumaron también hablan de la continuidad y proyección de este cuerpo. “La orquesta funciona como un grupo y en más de cuatro décadas, pasaron muchísimos músicos, muchos ya no están, pero dejaron su impronta en los que se van integrando”
Una compañía en la soledad de muchos
Las artistas destacaron lo fundamental que es la música en el actual contexto sanitario. “Con todo lo que ha ocurrido en la pandemia, la música y las artes en general, ayudaron a las personas a mantener su salud mental, la necesidad de la música es hasta física” dijo Gagliardi.
“El contexto actual implica muchas limitaciones, pero dio lugar a que los músicos de la Sinfónica se reúnan virtualmente. Es fundamental en la soledad de muchos estar acompañados por la música” señaló Radici.
“Las restricciones son necesarias, pero me apena que callen la voz de los instrumentos. Para el público son muy necesarios los conciertos en los que deja volar su imaginación; también lo son para el músico que, en esos momentos se entrega a cada partitura y nada más existe. La música llena nuestras vidas, no se compara con nada” concluyó Villafañe.
Coda
Las tres músicas se despidieron, con un breve mensaje. “Es un orgullo que nuestra Orquesta cumpla otro año más. Es de suma importancia que pueda retomar las actividades afectadas por la pandemia, para seguir creciendo y obtener el reconocimiento que se merece” dijo Gagliardi.
“La música es vital para quienes están más tiempo solos. La orquesta brindó conciertos de magnitud. Sería muy valioso poder contar con un archivo” agregó Radici.
Villafañe pidió que los gobiernos los apoyen con las necesidades materiales, “Es un bien cultural valioso e indispensable para esta sociedad, que la valora y la necesita. Saludo en este aniversario a todos mis excolegas, y los insto a que cuiden esto tan valioso que tienen en sus manos.”
Música que hizo historia
La historia de la Orquesta Sinfónica del Chaco tiene hitos notables. En 1965, Eduardo Bértola -entonces director de la Escuela de Música- creó la Orquesta de Cámara, integrándola con docentes y alumnos del establecimiento, a los que se sumaron instrumentistas que quisieron aportar al emprendimiento.
En marzo de 1969, asumió como director el maestro Guillermo Bonet Müller. Incorporó integrantes, promovió la Orquesta de Cámara al nivel de organismo sinfónico y realizó la primera presentación ese mismo año. Desgraciadamente, el proyecto se trunca en 1973 con la rescisión de contratos de todo el personal.
En julio de 1976 se creó la Orquesta de Cámara Juvenil con dirección del maestro Víctor Falkenmeyer y en abril de 1977, se creó la actual Orquesta Sinfónica que se presentó el 19 de junio de ese año en el Salón de la ENET N°1.
Desde entonces, la Orquesta realizó más de 450 presentaciones, con un repertorio de más de 350 obras de unos 150 compositores. Entre sus presentaciones memorables sobresalen el Homenaje al vals (1977), la presentación junto al Coro Polifónico de Resistencia en la Iglesia Catedral (1978), el espectáculo Hacia las raíces con el Coro Polifónico y el Ballet de la Escuela de Danzas (1978), que al año siguiente es representado en la Ferinoa (Salta) y el concierto de cierre de la temporada 1983 en el Cine Teatro Sep.
También intervino en las óperas Aída (1985), Carmen (1986), La traviatta (1987) y La flauta mágica (1991), y los ballets Coppelia (1988) y Giselle (1989) con el Ballet María Emilia Barba y la intervención de primeros bailarines del Teatro Colón y la presentación en el Festival de Verdi junto a coros de la ciudad de Resistencia (1990).
Desde la inauguración de la Casa de las Culturas del Instituto de Cultura del Chaco la Sinfónica tiene allí su sede propia.