Pasando el mediodía del miércoles 24, la triste noticia empezó a replicarse en los círculos aurirrojos. En Buenos Aires, donde vivió tras retirarse de la práctica del fútbol, luego de batallarla (como lo hizo desde siempre en las canchas de fútbol), a los 73 años, falleció Enrique Salvador “el Sapo” Chazarreta, uno de los grandes futbolistas chaqueños que desde Sarmiento dio el salto al fútbol profesional, para brillar en San Lorenzo de Almagro (Argentinos Jr., Gimnasia y Esgrima de La Plata, Morón y el fútbol francés) llegando a vestir la casaca del seleccionado argentino, con el que fue mundialista en 1974.
Con apenas 17 años, recién llegado desde su Du Graty natal, debutó con la casaca Aurirroja el 29 de mayo de 1965, en un clásico ante For Ever, que terminó 2 a 1 a favor del Decano, que entre otras figuras salió a la cancha con Eduardo Maglioni, Nelson Martínez, Manuel Luciano Benítez y “Sapiró” Insaurralde. A partir de allí, el buen desempeño de “Chaza” le hizo un lugar en el equipo Decano donde se consolidó como una de sus figuras.
Eran épocas de amistosos ante San Lorenzo, Boca, River, Colón de Santa Fe, Lanús, Atlanta y el recordado empate ante el Santos de Pelé. En esas visitas, varios fueron los clubes del fútbol de primera división que pusieron los ojos en el “Sapo”, y en varios de sus compañeros.
Pero antes de desplegar su calidad en el fútbol de primera división, el “Sapo” dejó su legado en Sarmiento. Fue uno de los artífices del campeonato de 1967, donde además tuvo la particularidad de anotar goles en los dos clásicos del año que el Decano le ganó a For Ever, tanto en Villa Alta como el jugado de visitante.
Tras la vuelta olímpica, el público interés de San Lorenzo por tenerlo en sus filas volvió a recobrar fuerzas, y finalmente en enero de 1968, el presidente Julio García anunció el pase de Chazarreta por un valor de 5 millones de pesos, y la realización de un partido en Resistencia, entre el Ciclón y el Decano.
Tras llegar a San Lorenzo, primero fue cedido a préstamo a Argentinos Juniors, pero una vez que regresó a Boedo, el “Negro”, como le decían en Buenos Aires, fue uno de los puntales de los tres campeonatos del Cuervo en la década del 70.
El chaqueño escribió una de las páginas más gloriosas del club, siendo titular en el equipo bicampeón de 1972 y en el que obtuvo el Torneo Nacional de 1974, este último al lado de su hermano Pedro, también ex jugador del Club Atlético Sarmiento.
En total, vistió la camiseta azulgrana en 196 oportunidades convirtiendo 31 goles y participó en la Selección Nacional entre 1973 y 1974 jugando 12 partidos. La frutilla del postre fue haber integrado el plantel que viajo al Mundial de Alemania 1974, donde entró en el partido ante Italia, por la primera ronda.
En sus visitas al Chaco, Chaza siempre se pegó una vuelta por Sarmiento, lugar que considera “su casa”, tal como lo mencionaba cada vez que se pega una vuelta por Villa Alta. Incluso fue en una de esas visitas, que fue homenajeado, a mediados de la década del 2000, tanto por la comisión directiva, como por la naciente subcomisión de fútbol, que luego presidiría el entonces senador Jorge Capitanich Jorge Milton Capitanich.
Figura e ídolo en el Decano. Con más experiencia, tuvo su mejor etapa con la casaca azulgrana. Desde 1975 paseó su fútbol por Francia durante varias temporadas y luego volvió a la Argentina para jugar en Gimnasia y Esgrima de la Plata y culminar su carrera en Deportivo Morón. Actualmente, la tribuna popular del Estadio Centenario del Club Atlético Sarmiento lleva su nombre.
En esta triste jornada, desde el Club Atlético Sarmiento, saludamos a toda su familia y acompañamos a sus seres queridos en este difícil momento. Brille para el querido Enrique la luz que no tiene fin.