La ceremonia, organizada por la Comisión Oficial de Fiestas Patrias y Conmemoraciones de la Ciudad, fue encabezada por el presidente del Concejo Municipal, Agustín Romero -en representación del intendente Gustavo Martínez-, autoridades y vecinos que se sumaron con respeto al enarbolado de las banderas Nacional y del Chaco.
Romero destacó que “es conmovedor ver cómo la ciudadanía se detiene de sus tareas para presentar su respeto a una de las máximas batallas, a una de las máximas expresiones heroicas de la soberanía nacional”.
“En tiempos difíciles es un honor poder realizar estos actos y también es realmente gratificante ver cómo la ciudadanía expresa su respeto por la bandera nacional y como entre todos estamos luchando para salir adelante de esta situación que inesperadamente nos trajo esta pandemia”,
Participaron además el secretario de Planificación, Infraestructura y Ambiente, Guillermo Monzón; el subsecretario de Legal y Técnica; Raúl Parra y la presidente de la Comisión Oficial de Fiestas Patrias de la Comuna, Carmen Ramírez, quien destacó que “siempre es importante recordar lo que es parte de nuestra historia”.
GESTA HISTÓRICA
La batalla de la Vuelta de Obligado, en 1845, marcó un hito por el cual, cada 20 de noviembre, se conmemora y celebra el Día de la Soberanía Nacional.
Ese día, soldados argentinos repelieron la invasión del ejército anglo-francés, que pretendía colonizar los territorios de nuestro país. Pero el Gobierno de Juan Manuel de Rosas, respaldado desde el exilio por el general José de San Martín, preparó una resistencia y lo impidió.
Las fuerzas invasoras buscaban ingresar por el Paraná. Sin embargo, las tropas nacionales, al mando de Lucio Mansilla, se anticiparon en un estrecho recodo de ese río: la Vuelta de Obligado, en el distrito bonaerense de San Pedro.
Como consecuencia de la batalla la Confederación Argentina sufrió 250 muertos, 400 heridos y un total de 21 cañones tomados por la fuerza europea. Los europeos sufrieron la muerte de 26 de sus combatientes, 86 heridos y su flota sufrió daños tales que se vieron obligados a dejarla varada en Obligado por unos 40 días, haciéndoles reparaciones de emergencia.
Los anglo-franceses forzaron el paso y continuaron hacia el norte, por lo que se atribuyeron la victoria. Pero resultó pírrica, ya que los escasos buques anglo-franceses que quedaron con capacidad de navegar, fueron nuevamente atacados en el Paso del Tonelero y Angostura del Quebracho. Quedó claro que era imposible navegar los ríos interiores sin tener autorización de la Confederación Argentina.
El acontecimiento sirvió para ratificar y garantizar la soberanía nacional, implicó la firma de un tratado de paz entre Argentina, Francia y Gran Bretaña, y quedó grabado en la historia como un símbolo de independencia, libertad y unidad nacional.