Desde la creación del Instituto de Cultura del Chaco en 2008, los elencos estables que dependen de este organismo fueron consolidándose y enriqueciendo sus propuestas. Tal es el caso del Ensamble de Voces Femeninas, que surgió de la necesidad de incorporar nuevas voces al Coro Santa Cecilia (formado en 1977).
La profesora Guadalupe Garrido es la encargada de coordinar este nuevo elenco. Este ensamble se conforma actualmente con mujeres de entre 13 y 35 años. Dicho espacio plantea una continuidad con la actividad del Coro Oficial de Niños Cantores del Chaco y es una alternativa al Coro Santa Cecilia, de formación mixta.
No es un detalle menor que este coro esté formado exclusivamente por integrantes femeninas. Al respecto, Garrido opinó: “tuvimos mucha repercusión y aceptación en poco tiempo. Hecho que agradezco y valoro muchísimo. Me encuentro en este ámbito desde pequeña y puedo confirmar que no siempre ha sido un recorrido tan fácil de transitar. Las inseguridades que sentimos al ver escenarios llenos de hombres, a veces nos juegan en contra y nos llenan de temores, pero aun así nos convocamos y reunimos siempre tratando de hacernos camino en una sociedad en la que, estoy convencida, es necesaria la mirada y la voz femenina”.
REPERTORIO
En cuanto a las canciones que forman su repertorio, al ser una agrupación de tan poca trayectoria, continúan en la búsqueda de lo que las identifica al cantar. “Nos vamos reconociendo y encontrando en la música popular latinoamericana. Cantos populares ya conocidos como Duerme negrito, recopilada por Atahualpa Yupanqui. Cantamos una adaptación que hice para tres voces femeninas sobre un arreglo de Fernando Zwenger”, explicó la coordinadora del coro. Y hay que agregar también temas como Las flores más bellas, con letra de Mauro Rodríguez y música de Mariana Barajh, en un arreglo para cuatro voces femeninas hecho también por Garrido; o Bambalabam, es “Quodlibet brasileño muy popular en su música y la versión que interpretamos es la que incorpora la letra creada por Magdalena Fleita”. Por último, Owi sanga sanga es una Cannon, un saludo que se utiliza como bienvenida o despedida en algunas comunidades africanas. “Nosotras lo utilizamos para ingresar y para despedirnos del escenario y del público”, agregó. Además trabajan para adaptar Ahí está mi corazón, una vidala recopilada por Leda Valladares.
“Todas las canciones requieren ser adaptadas a los recursos que actualmente tenemos, si bien todas las integrantes tienen capacidades muy amplias para el canto en ensamble, muchas de ellas son principiantes. Por eso, me veo en la tarea de adaptar cada canción a ser interpretada, que también es un modo de formar nuestra propia identidad. A futuro, aspiro a que esta sea una tarea lúdica y colectiva”, comentó.
UNA VIDA PARA EL CANTO
En cuanto a su trayectoria personal, la profesora Garrido contó: “Me acerqué a la música coral de muy chica, casi sin entender la importancia que tendría más adelante para mí. Fui integrante de los coros Universitario UNNE y Juvenil del ISPEA durante ocho años. Tuve la gran oportunidad de ser becada durante cuatro años (2000-2010) para integrar el Coro Federal, donde se dictaban talleres organizados por el CONAJO (Coro Nacional de Jóvenes Coreutas), encuentros que marcaron mi historia y formaron una mirada hacia la actividad que tanto me apasiona”.
“Me especialicé con maestros y maestras muy cercanos a mí como María Rosa Alcarás, mi primera profesora y directora durante muchos años, y mi hermano Armando Garrido, maestro y ejemplo a seguir desde muy pequeña, a quien continúo pidiendo asesoramiento constantemente”, destacó.
En Resistencia, en el ámbito coral, no existen otros coros formados únicamente por mujeres, lo que según la coordinadora del actual ensamble femenino “fue una sorpresa que no haya sucedido antes”, ya que las voces femeninas en este contexto siempre son mayoritarias.
“De hecho, el Ensamble surge a través de un taller abierto de canto donde se buscaba descubrir voces masculinas para el Santa Cecilia, al cual asisten en su mayoría mujeres. Ahí me di cuenta de que la búsqueda no era la correcta, y de la necesidad que teníamos de generar este espacio. Comenzamos siendo ocho chicas del Coro de Niños y participantes del taller vocal gratuito, y al poco tiempo sumamos veinte, lo cual me señala nuevas metas y caminos a seguir”, finalizó.
ELENCOS ESTABLES
Los elencos estables del Instituto de Cultura del Chaco tienen una coordinación general a cargo de la pianista y docente Adriana Sargenti, quien dio su opinión sobre la importancia de que se destaquen las voces femeninas en este ámbito.
“Las dificultades son muchas: históricamente, “los que saben” de música son los varones; los compositores, técnicos e intérpretes son en su mayoría hombres. Pienso que está aún más habilitado para ellos salir a los escenarios y subir a dar sus voces. Todo el espacio público ha sido reservado exclusivamente para ellos, y eso fue posible gracias a la asignación de las mujeres al espacio privado, a la sumisión y las tareas de cuidado. Esto impidió a las mujeres, o al menos nos dificultó muchísimo, que pudiéramos ocuparnos libremente de actividades musicales de manera profesional, de subir a escena, de mostrar lo que tenemos para decir artísticamente”, expresó.
“El Ensamble de voces femeninas aporta una mirada con perspectiva de género al mundo de las canciones, de la música. Conformado por artistas jóvenes, con fuerza y energía renovadas, puede ser ejemplo para otras. Puede ser un espejo para que otras mujeres se impulsen a salir, a dar su voz. Un impulso a juntarse con otras, para cantar, un impulso para juntarse con otras a hacer un mundo más justo e igualitario”, concluyó.