Marcos Resico, secretario de asuntos estratégicos del Chaco, no es Borges, queda claro. Pero es un traidor. O si el lector prefiere: un hombre desgarrado hasta el escándalo por sucesivas y contrarias lealtades.
Hace nada era leal a Aída Ayala, hoy condenada en la megacausa por corrupción “Lavado II”, en la que el actual gobernador Leandro Zdero no terminó imputado porque, como dice el dicho, el diablo está en los detalles. Gracias a sus oficios, después de una vida de férrea militancia en el NEA (Nuevo Espacio Abierto), Resico terminó refugiado bajo el ala de Zdero, quien lo premió con una caja de cinco mil millones de pesos que le sacó a la Salud, la Seguridad y la Educación.
Y es que Zdero también conoce el paño: primero traicionó a Ángel Rozas y se abrió camino en el armado de Aída Ayala; cuando la Justicia acorraló a Aída por la causa Pimp, decidió alejarse de los documentos que él mismo había firmado, se puso el antifaz del Zorro, cruzó el charco y se alió con el mandatario correntino Gustavo Valdes, que financió gran parte de su campaña a gobernador. Ahora traicionó a Valdes, salpicado por la desaparición de Loan. Pero ningún registro de su prontuario se compara con el mayor golpe de su vida política: el parricidio de Ángel Rozas.
Ahora bien, ¿qué hace Resico con la caja que le asignó Zdero? Además de administrar la pauta publicitaria provincial, escribe -o firma- brulotes, como se conocen en la jerga periodística, lo que la RAE recoge como “crítica periodística ofensiva y polémica”. En criollo: chicanas sin sustento, como las tonterías que desparramó este martes -cinco mil millones de pesos mediante- escandalizado porque el exgobernador Jorge Capitanich propuso organizar un “gabinete de oposición”.
No está de más recordar que lo que Resico y Zdero llamaron ayer “gabinete en las sombras”, en muchos países es obligatorio. En Inglaterra se llama “Leal Oposición de su Majestad”, y se compone por parlamentarios elegidos como portavoces de la oposición. Es un gabinete alternativo al gobierno que tiene el deber legal de hacer un minucioso seguimiento programático del ministro titular y su cartera. Si meten la pata, los denuncian. ¿Qué mejor mensaje de convivencia democrática puede haber? ¿O prefieren el silencio de los cementerios?
La propuesta de Capitanich no es otra que hacer oposición responsable y se dio en el marco de una reunión interna del Consejo Provincial del PJ. Pero ¿cuál fue la reacción del actual gobierno? Repudiar el control institucional y político de sus adversarios apelando a la pelea en el barro, a la política de barricada. Como en otros temas, lo único que quieren es correr el eje. Distraer.
Mientras los vecinos le reclaman reforzar la seguridad en los barrios asolados por la delincuencia, Zdero obliga a la policía a rendirle pleitesía en la Bienal. Mientras los docentes le reclaman “reanudar la discusión salarial” porque “un caramelo cuesta cien pesos”, Zdero elige ser la única provincia en no firmar el pedido desesperado para la devolución del financiamiento educativo nacional.
Luego de haber dejado a unos 700 comedores populares sin alimentos, Zdero elige financiar la Cabalgata de la Fe, una movida política que le costará a los chaqueños y chaqueñas $ 130 millones (sólo para darle alfalfa a los caballos se destinarán $ 30 millones). En lugar de pensar con qué plata se va a hacer cargo de la obra pública que el gobierno nacional acaba de sacarse de encima, Zdero elige poner en la agenda una reunión interna del PJ.
Aprendan a soltar, compatriotas. Siguen en campaña perpetua como si no hubiera temas importantes para resolver. Pónganse a laburar. Los chaqueños y chaqueñas nos merecemos algo mejor que domadores de reposeras. El electorado los eligió para corregir lo que estaba mal y apuntalar el crecimiento del Chaco. Pues bien, nada de eso ha ocurrido. Hoy el Chaco está mucho peor que hace siete meses. Los índices no nos dejan mentir.
Zdero es la vieja política disfrazada de cambio. Un cosplay de celofán. Dijo que venía a poner orden y metió en el gobierno a todos los punteros del Comité Provincial de la UCR. Dijo que iba a terminar con los “intermediarios” y “chupó” a los beneficiarios de los programas sociales, los famosos “piqueteros” y “planeros” que ahora tributan a su gestión a través del programa Ñachec. En este contexto, la crítica al “gabinete en las sombras” suena a manotazo de ahogado.
Somos opositores pero amamos el Chaco tanto como ustedes. El enemigo no somos nosotros. El programa económico de Javier Milei y Toto Caputo, al que veneran como promeseros de San Pantaleón, es el que les está trayendo los verdaderos dolores de cabeza. Estamos dispuestos a ayudar, pero así no”.