Barranqueras

BARRANQUERAS: Impacto Negativo De La Bajante Del Paraná Para Quienes Viven De La Pesca

Una recorrida  por el barrio San Pedro expone la dura situación de quienes viven de la pesca a orillas del río Paraná. “No voy a negar que por más problemas que tengamos no cambio vivir al lado del río por nada del mundo”, señaló uno de los pescadores y comerciantes de la zona.

El Paraná se encuentra en luz amarilla para la pesca (veda flexibilizada), con tres días por semana en las dos modalidades (deportiva y comercial).

La pesca artesanal constituye el principal ingreso para decenas de familias que habitan el barrio ribereño ubicado al costado del puente General Manuel Belgrano. La pesca artesanal utiliza técnicas tradicionales con poco desarrollo tecnológico, como cañas de palo y redes, conocidas como “mallones”, desplegadas a lo ancho del río por los famosos “malloneros”, que se desplazan en canoas de madera o fibra de vidrio.

Los habitantes suelen combinar esta actividad con la apicultura, la cría de animales de granja y huertas para el consumo y la venta de eventual de excedentes. Sin embargo, para estos habitantes todo gira en torno al comportamiento del río, de ello depende el ingreso diario e incluso mensual con el que contarán.

En ese sentido, la escasa cantidad de agua que hoy registra el Paraná (1,90 metros según el hidrómetro del Puerto de Barranqueras) la oferta de peces se ve muy reducida, en individuos y en variedad, al igual que los ingresos de los pescadores. “Hay más enganche de las redes cuando se realiza el rastreo por el bajo nivel del agua y la pesca se ve limitada por falta de profundidad”, comentó “Caty” desde su puesto en el corazón del barrio, pegado a la escuela.

“Caty” vive junto con su esposo, mallonero desde hace más de 15 años, y sus cuatro hijos pequeños, también tienen un par de perros y crecientes dificultades económicas. “No puedo ni ponerles las vacunas que les corresponden a los perros, y me río para no llorar porque si tuviera que enojarme…”. De cuatro freezers, que supo tener llenos en épocas del Paraná crecido, solo contaba con uno con peces y por la mitad. “Ahora hay solo manduré, el surubí y el dorado con suerte si conseguimos uno o dos, y se venden rapidísimo”, dijo.

En otra línea, la mujer criticó el accionar de los trabajadores de la Dirección de Fauna que “solo buscan plata y no les importa nada más”.

Fuente: DiarioNorte