La primera reunión del Consejo Federal de Salud (COFESA) del año, convocada por el Ministerio de Salud de la Nación durante la mayor emergencia por dengue se realizó el pasado 25 de marzo. Más allá de las “coincidencias” y del “balance positivo” que realizó el titular de la cartera sanitaria chaqueña, la conclusión de “avanzar entre todos, porque no hay salidas individuales”, no fue suficiente. Porque, señor ministro, también es necesario trabajar en territorio para lograr la eliminación del mosquito y asistir oportunamente en los servicios de salud a quienes por esta causa lo necesiten. Esas acciones en nuestra provincia aún siguen estando pendientes por falta de un plan estratégico de acción para mitigar la epidemia.
Asistimos a un permanente discurso de deslinde de responsabilidades. Nación y nuestro gobierno provincial no advierten que los 119 fallecidos en Argentina por una enfermedad conocida y prevenible como el dengue, y los 21 fallecidos en el Chaco en lo que va del año, posicionan a la provincia como una de las de mayor letalidad. Pero esto, también es consecuencia de la falta de planificación y acción por parte del gobierno que inició el pasado 10 de diciembre. La frase “nuestro compromiso es con la salud”, lamentablemente, solo se convirtió en un slogan vacío de acciones y recursos.
Sobre la vacuna contra el dengue, pretenden aclarar lo que en realidad es echar un manto de dudas y mentiras sobre la aprobación que realizó la ANMAT y la sugerencia de la CONAIN en noviembre del 2023, ratificada en marzo del 2024, de avanzar en la implementación de una estrategia de vacunación en provincias con circulación ininterrumpida del virus, “priorizando los departamentos con mayor incidencia de casos y número total de contagios”. Que, en nuestro caso, debiera ser de manera urgente en todo el territorio provincial.
La ignorancia y liviandad con la que las y los funcionarios nacionales y provinciales hablan, en relación a conocimientos que debieran tener para los cargos que desempeñan, asusta. Pero también condice con la gravedad de los resultados que hoy vivimos en relación al dengue.
Desconocer que las vacunas no son utilizadas para frenar brotes, ya que no disminuyen los contagios, pero si evitan las formas graves de la enfermedad y las muertes causadas por estas, y negar el beneficio de protección que presentan para la salud y la vida de las personas, es sinónimo de irresponsabilidad que conlleva una gravedad inusitada para la salud de la población.
Si las políticas públicas implementadas hasta ahora para contener la epidemia, con los resultados catastróficos conseguidos en materia de salud, realmente “tuvieron el consenso de todas las autoridades sanitarias del país”, claramente olvidaron la principal premisa a cumplir: garantizar el derecho y el acceso equitativo a la salud para todo el pueblo argentino y a las vacunas, como bien social y de protección de la vida en tiempos de una histórica endemia por dengue”.