Cuando una familia estaba paseando por el lugar descubrió “de casualidad” caparazones de tortuga en medio del barro que agonizaban en un lodazal debido a la sequía que golpea la región.
Natalia Paz, junto a Genaro (9) y Camilo (5) recorrieron doce kilómetros para llevar a las tortugas a su hábitat natural. Esta familia contó que, al llegar, vieron cuatro, pero finalmente fueron más de 70, y que al limpiarles el barro y darles un baño se revitalizaron. Esta es una nota de esperanza para la naturaleza.
“Nos pusimos las botas, entramos a lo que había sido laguna y ahora sólo era barro y nos topamos con 16 tortugas, que después fueron 25 y finalmente fueron más de 70”, relató la mujer. “Estaban hundidas en el barro, no fue fácil sacarlas, eran como ventosas, las pusimos en unas carretillas, les quitamos todo el barro y las trasladamos a 1,5 kilómetros de allí”, detalló Natalia.