El Ministerio de Producción Industria y Empleo acompaña la celebración del Día Mundial Contra la Rabia que se conmemora este miércoles 28 de septiembre en recuerdo al aniversario del fallecimiento de Luis Pasteur, químico y científico francés que desarrolló la primera vacuna en el mundo.
Desde la cartera productiva se hace un especial llamado a la reflexión acerca de la importancia que reviste la inmunización antirrábica en cuanto a la prevención de esta enfermedad que es altamente letal.
Producción, a través del trabajo articulado en materia preventiva de la subsecretaría de Ganadería para la ejecución del programa provincial para el Control de la Rabia Paresiante, refuerza el compromiso con los productores y la comunidad en general apostando a lograr una mayor integración con el Senasa, el Inta, el ministerio de Salud Pública y los municipios.
La rabia, en todas sus variantes, es una de las enfermedades de notificación obligatoria en todos los países del continente americano. El ganado doméstico es el principal afectado por la rabia paresiante, transmitida a los animales domésticos por una especie muy específica de murciélagos, el vampiro común “Desmodus Rotundus”, siendo el bovino o el equino su principal fuente de alimentación, lo que no descarta que lo pueda hacer de otras especies productivas, animales silvestres e incluso del hombre.
La rabia paresiante es una potencial zoonosis, es decir, que puede transmitirse del ganado a las personas y siempre es mortal. Es de suma importancia la prevención mediante la vacunación de las especies susceptibles de contraer la enfermedad y el control o monitoreo de las colonias de vampiros en las zonas ganaderas.
Con una vacunación anual se disminuyen sensiblemente las pérdidas de ganado por esta enfermedad y también contribuye a bajar los riesgos que representa para el personal que trabaja en establecimientos agropecuarios y frigoríficos, que manipulan diariamente los animales vivos o el tejido nervioso en los procesos de faena
Día Mundial
En 1885, Pasteur publicó por primera vez este novedoso tratamiento que resultó exitoso, ya que hasta ese entonces todas las personas infectadas con el virus rábico indefectiblemente fallecían.
Durante ese mismo año, el médico argentino Fernando Desiderio Davel asistió durante varios meses al laboratorio de Pasteur, quien le enseñó y lo supervisó en su aprendizaje sobre las técnicas de la elaboración de la vacuna antirrábica.
El 17 de julio de 1886 Davel emprende su regreso a Buenos Aires y en el barco en el que viajaba había montado un laboratorio improvisado en el que tenía varios conejos, los cuales permitieron mantener viable al virus rábico tras los sucesivos repiques. Este sería el primer gran paso para la producción de la vacuna antirrábica en la Argentina.
Poco tiempo después, el 4 de septiembre de 1886, el médico argentino es el primero en aplicar el tratamiento fuera de Francia, salvando la vida de dos hermanitos uruguayos que habían sido mordidos por un perro rabioso. Así se inició la lucha contra la rabia en el país.