La figuración en su obra imita a los paneles de abejas, seres vitales para la preservación de la naturaleza, y que forman parte del ecosistema natural, cultural y económico de Chaco, por lo que esta escultura es un puente digno entre la creación de la artista y la provincia.
Así lo describe ella: “Significa compartir con el Chaco, con su gente, con los pares, es la parte de uno que quiere compartir y que otros quieren compartir con uno”. Califica como “hermosamente” su paso por Castelli y destaca que “son muy cariñosos, muy curiosos, preguntan sobre técnicas”, se interesan, por eso se lleva la conexión genuina de “la mirada a los ojos de muchas personas”.